La próxima gran revolución – Agricultura Regenerativa

Ante lo inevitable de la futura falta de recursos y alternativas, los expertos coinciden en impulsar la implementación de este conjunto de técnicas agrícolas, las cuales fomentan la vida del suelo, aprovechan los subproductos naturales de la ganadería y prescinden de productos químicos o insumos externos.

 

En un artículo de El País del 9 de diciembre de 2023, el investigador y agricultor Marc Gràcia afirma que “(…) Los resultados son evidentes: se usa menos suelo, se gasta menos y se produce más.”

 

La agricultura y la ganadería están sufriendo cada vez más las consecuencias del cambio climático en forma de sequías, lluvias tempestuosas o heladas imprevistas, muchos de cuyos problemas derivan originariamente de problemas del suelo y ecosistemas desequilibrados, al igual que de la aplicación de herbicidas y plaguicidas, o de fertilizantes sintéticos, que promueven el óxido nitroso (N₂O₂) de efecto invernadero.

 

En el otro extremo, la agricultura regenerativa aboga por la siembra directa, es decir,

no labrar la tierra para evitar su erosión,

por favorecer las cubiertas verdes, que frenan la liberación de dióxido de carbono (CO₂),

retienen el agua de lluvia, regulan la temperatura del suelo y promueven la biodiversidad,

por el pastoreo como herramienta de control del pasto y abonado del terreno y, al cabo,

por la generación de una comunidad microbiológica en suelo vivo.

 

En cuanto a esta última, la imprescindible ayuda de los microorganismos beneficiosos del suelo logra una mayor infiltración y retención del agua, volviendo el suelo más resiliente ante las inclemencias, a la vez que las plantas obtienen de ellos sus nutrientes y se ven fortalecidas contra enfermedades. Además, cuanta más materia orgánica esté presente, más carbono quedará retenido en el suelo y se dejará de emitir a la atmósfera, con lo que también por ese lado se contribuye a mitigar el cambio climático.

 

Estas técnicas permiten reducir los gastos y aumentar las cosechas año tras año, volviendo el suelo cada vez más fértil.

 

Sin embargo, la transición a la agricultura regenerativa suele conllevar una caída inicial en la producción durante el primer año, por la lucha biológica contra las plagas, hasta que los insectos se controlan unos a otros en la cadena trófica, y mientras se regenera el suelo pobre y se forma la materia orgánica que lo colonizará y obrará el milagro.

 

130 países han firmado en la COP28 en apoyo de la agricultura regenerativa y su enfoque holístico y sostenible para la producción de alimentos, conscientes de que, al adoptar estos principios, no solo cultivamos cosechas saludables, sino que también contribuimos a la restauración de los ecosistemas, la mitigación del cambio climático y la construcción de comunidades agrícolas más fuertes y resilientes.

 

La transición hacia la agricultura regenerativa no solo es una opción, sino una necesidad urgente en la construcción de un futuro sostenible y equitativo.